Hoy he visto
el mar,
al menos,
eso creo.
¿Ha sido una
ilusión,
o una
resolución
de mi
óptica,
resuelta a
verlo?
Pero allá
estaba,
o no,
lejano, iluminado,
vislumbrado
a través de
un tajo
en la
montaña.
Yo, en mi
bastión,
fortaleza
flanqueada
por almendros
en flor,
reservado en
la tierra,
protegida
del viento,
lanza en
ristre
y pinturas
de guerra
en la
mejilla,
he visto el
mar.
“Estado de
la mar”
La mar está
hoy picada,
parece un
potro encabritado
al que se
desea domar,
no cesa de
cabecear,
cocea a
diestro y siniestro,
su boca
escupe espuma,
sus ojos,
dos carbones al rojo,
rebosan de
ancestral y salvaje ira.
Más al Sur,
la mar torna densa,
de un verde
plomizo, insondable,
parece que
quiera tomar cuerpo,
se yergue
una forma de sirena
que con su
canto, incita al incauto
a
introducirse en ella, sus remolinos
le llevaran
al fondo, a su seno,
donde
permanecerán por siempre.
A Levante,
no cesa de golpearse
contra los
acantilados,
terca como
ella sola,
en un fútil
intento de superarlos,
llegar a
puerto y llevarse con ella
todo lo que
encuentre a su paso,
insaciable, siempre
desea más,
y hoy con
mayor motivo ...
Abril´2013 en la montaña
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